martes, 23 de octubre de 2007

Confession

I swear I wont watch gay porn again.
I am a vegetarian but when Im down I sometimes eat meat in secret
I had sex with my friend's father



Confesar nuestras intimidades a los extraños suele ser muchas veces más útil y reconfortante que aceptarse delante de quien tanto conoce de nosotros. El secreto se vuelve anónimo y público. La paz proviene no del perdón, sino del desahogo. Nadie nos juzgará si volvemos a tropezar con la misma piedra, ni debemos sostener una mirada de reprobación como respuesta al secreto contado. Todos lo hemos hecho alguna vez, alguna noche de copas seguramente, ante aquel extraño/a que se convirtió en confidente luego del quinto whisky. Los bares cierran a las 3, el hígado se resiente de tanto alcohol... aún nos queda Twitter. Siempre ahí, siempre a mano. Un click, un cursor titilando... Nadie sabrá quién eres. Nadie te castigará. Nadie te juzgará. Y hasta tal vez una voz anónima te reconforte...


@confession

(chechi)

1 comentario:

Manuela Fernández dijo...

Si, ha nacido una nueva terapia, la terapia de internet.